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Crónicas

    • 17
    • 09
    • 2020
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    UNO PARA TODOS Y TODOS CONTRA EL CAMPO… SIN CAMPO

por: Alberto Ortega

La AEPJG es un club de golf sin campo. El Santander es un campo de golf sin club. Aunque en nuestro caso cuando uno dice club debería decir equipo o incluso familia. Y en el caso de los 72 hoyos de Don Emilio, que ahora riega Doña Ana Patricia, más que de campo estaríamos hablando de un paraíso infernal. O de un infierno paradisiaco. Según se mire y según el día. El pasado sábado fue un poco de los dos.

El maldito virus que tan largo está haciendo este extraño 2020 volvió corto el calendario de la Liga de Clubes de sin Campo. Tanto que de cinco pruebas regulares de fase de grupos más una gran final a este mes de septiembre sólo ha llegado con vida la finalísima, vestida además con un formato raro y todos contra todos, cruel para algunos y apasionante, golf puro, según otros. Medal Play se llama el invento y para hacerlo menos fiero le ponen de apellido ‘con hándicap’. En resumen: tú tienes que meter la bolita SIEMPRE en el hoyo, sin levantarla, aunque la cuenta llegue al doble dígito y luego las matemáticas te ponen en tu sitio a golpes netos. Aunque algunos seamos más bien brutos.

Borja, como capitán, nos advirtió que tuviéramos calma y jugásemos con cabeza después de una sesión de fotos ‘made in Pastor’. Tocaba concentrarse más que nunca y contar hasta diez antes de cada swing… y alguna vez también sumar esa misma decena en el repaso a los capones, filazos, aguas, dropajes y putts necesarios para que la bola descansase en el fondo de la cazoleta. Yo mismo conté uno de esos. En el hoyo 10 para mayor ironía Y me consta que algún que otro compañero también lidió con el triple-doble bogey. ¡PAR-DIEZ!

Los rivales estuvieron a la altura del campo y nosotros también. A la altura de la mitad de la tabla para más señas. Octavos de dieciséis. Ganaron unos que ya se pueden dar con Tres Cantos en los dientes de no haberse cruzado con nosotros en formato Match Play. Ahí la AEPJG es donde se crece. Hasta donde yo sé, como novato en la familia, veníamos de ser cuartos y terceros en las dos últimas ediciones pero la progresión aritmética no nos guardó el debido respeto.

Se jugó lento, muy lento (no como los greenes)… pero también se jugó seguro. La Federación Madrileña se encargó de organizar un torneo magnífico y totalmente libre de Covid. Hasta rastrillos portátiles para los bunkers nos dieron entre recarga y recarga de avituallamiento, que unido al picnic del ‘capi’ nos tuvo comiendo bocatas y plátanos hasta el domingo. La pesadez en el ritmo de juego afectó a más de uno y nuestro puntal en la clasificación, Javi Angulo, mandó una bola al agua en el hoyo 7 por la espera en el tee. Yo aproveché esa pausa para ‘intimar’ con Pepe Sanjurjo hasta tal punto de prometerle una dedicatoria de birdie que nunca llegó.
Si el ‘bicho’ nos deja, en 2021 le regalaré una ‘pajarería’ entera. Por prometer que no sea…