Sin homenajes a San Isidro en San Ildefonso - “Hola Miguel, soy Alberto Ortega, el novato. Quería recordarte que aún no me habéis pasado la cuota anual y que podéis contar conmigo para escribir alguna crónica cuando queráis”. - “Alberto, los recibos bancarios se pasarán en breve, no te preocupes por eso. Y la crónica la hace el que queda en el decimotercero en cada torneo… y tú estás ganando jodío”.
La vida, como el golf, es caprichosa. Sólo así se explica que después de intercambiar esa conversación con nuestro querido Secretario General a través del email a finales del mes de abril, el de mayo comenzase con un terrible doblete: 100 euros menos en la cuenta corriente y 109 golpes en la tarjeta de una soleada Faisanera para clavar el tan temido puesto ‘12+1’. La segunda jornada del ‘tour segoviano’ prometía mucho después de aprobar con nota unos días antes en las endiabladas colinas (y ¿greenes?) de Los Ángeles de San Rafael. Entre patos (porque faisanes lo que son faisanes no vimos ninguno), en pantalón corto a 20 grados y con un campo tradicionalmente amable, salir a jugar acompañado por tres tótems golfísticos como los señores Villanueva, Hernández y Moreno me motivaba tanto como disputar el partido estelar del domingo en Augusta junto a Tiger Woods. Hasta la raya en el primer hoyo con pérdida de bola incluida se asumía con una sonrisa en la cara. “Levanto, no os preocupéis”. Las dos siguientes en el tercer y cuarto hoyo me hicieron pensar que a lo mejor el camino de rosas iba a ser de rough y espinas. Y así fue. Siete ‘ceros’ en doce hoyos seguro que hicieron preguntarse a mis compañeros de partido si el ‘jovenzuelo’ de la visera blanca a lo Ian Poulter era de verdad el líder de la clasificación de hándicap. Aquí hay que matizar que no perderse ninguna convocatoria (a diferencia de otro golfista como Gareth Bale) ayuda mucho a sumar puntos. Lo que quedó claro es que no iba a ser día de honrar la memoria de San Isidro Labrador en plena semana ‘chulapa’. Juanan, Javier y Borja se unieron a mi causa y dejaron las azadas en el maletero. Ni una mala chuleta le hicimos a las calles (cuando las cogimos) pero el carrusel de capones y filazos no lo perdonamos. Entre los cuatro no sumamos 100 puntos Stableford, levantamos más bolas que jarras de cerveza en el bar y alguno hasta se llevó la marca de un bolazo en el cuerpo. Pero como este es un deporte de altibajos todos tuvimos nuestros momentos de gloria entre golpes al agua, a la valla y al bosque. Muy destacable, por cierto, la sonrisa y pasión con la que Javier Hernández busca bolas entre la maleza… siempre que sean ajenas y no sus queridas ‘guineanas’. Con un hierro 8 ‘tocadito’ me llevé la única alegría del día con mi primer premio a la bola más cercana en el hoyo 12. Eso sí, no hubo birdie de regalo a diferencia del golpazo que se marcó Enrique Baptista dando un susto de muerte a la bandera del green del 2. Elena Jiménez, con 19 puntazos, volvió a mandar en ‘scratch’ y
aumentó su liderato en la clasificación general; Pepe Beaumont firmó un notable ‘back-to-back’ segoviano en la segunda categoría de hándicap, con 33 puntos, después de bajar hándicap en LASR una semana antes y Antonio Luis Serrano, con 32, lideró la tabla de los jugones de primera categoría. Las exigentes posiciones de bandera impidieron resultados más impactantes en un campazo tan bien mantenido como siempre en un día para el recuerdo… al menos en lo que al clima se refiere. Del saco de golpes uno siempre se olvida pronto si ha estado bien acompañado y eso en la AEPJG va incluido en el recibo que ya figura en nuestros extractos bancarios.