David Jurado y Antonio Gomez Postigo, organizadores del V torneo Córdoba Golf, se tiene que estar cagando en esto del cambio climático. Cuando parecía que no le podía ocurrir nada peor que montar un torneo en Córdoba en primavera y que se esperara la mundial, todavía le llamaban participantes la víspera para ver si tenía pantalones de agua de sobra. Vivir en un mundo en el que las predicciones del tiempo aciertan hizo que la mañana del viernes se levantara cubierta, negra y con el diluvio que se anticipaba. Había más corrillos hablando de si se iba a jugar que gente en la cancha de prácticas pero el torneo tiró palante con menos esperanzas de llegar al final que un entrenador de Jesús Gil. “Tres meses sin lluvia llevábamos aquí y caer así ni me acuerdo”, comentaban los locales. No se daban cuenta que el comentario no ayudaba. El día tuvo todo lo que hace complicado el golf. Lluvia torrencial, viento y hasta niebla, aunque esto último es menos factor en un campo en el que tienes que tirar por fe a donde te dicen los locales dependiendo de la caída de la calle. “¿Ahí se encuentra la bola?” y “¿tiro una provisional por si acaso?” fueron las frases más repetidas en mi partida. Al llegar a la casa club había que preguntar dos cosas. Además del clásico ‘cómo ha ido’ los últimos en finalizar pronto nos dimos cuentas que también había que cuestionar ‘cuántos hoyos has jugado’. Víctor Sánchez del Amo se marcó una de entrenador que acaba la temporada y empieza la siguiente. Jugó con un servidor 13 hoyos el jueves y los cinco que le faltaban el viernes. “Se me ha escurrido el driver y he dicho, hasta aquí”. La barrera de los cinco hoyos, jugados en las peores condiciones, ejerció de selección natural entre los que se preguntaron con suficiente resonancia ‘qué cojones estoy haciendo aquí calandome’ y los que no. La entrega de premios, y sobre todo el sorteo y el cocktail, son al golf lo que la muerte a la vida. El destino que todos compartimos y anhelamos. Cuando no te queda nada entre las cuerdas te aferras a eso para salvar el día. David Jurado hizo de MC en una mesa de regalos valorada en 3000 euros en la que todos pescamos algo. Los que mejor sobrevivieron (sobrevivimos) al día fueron José Antonio Ruíz (1ª), Iñaki Angulo (2ª) y Borja Moreno (3ª). Juanje Quirós, José Luis Angullo y Jorge Armenteros fueron los subcampeones de cada catetoría. Carlos Martínez se llevó el premio al drive más largo. “Para lo que hemos quedao” dijo al recoger el premio.