por: Juan Antonio Villanueva
Cuenta la leyenda que por el campo de la Ciudad financiera Santander corre el espíritu de Don Emilio paseando sin camiseta. Son muchos los que, aseguran, le han visto alrededor de ese edificio con forma de OVNI situado en la mitad del recorrido.
Ante tal episodio de cuarto milenio no tuve más opción que, disimuladamente, acercarme hasta allí buscando una bola que había sido abducida fuera de límites. Juro que no vi nada, pero como si de una psicofonía se tratara escuché: “Cuenta 1,2,3, cuenta 1,2,3”. - ¡Don Emilio! -pensé asustado. -No se preocupe que ya la tengo, que yo soy fiel a su banco-.
Al ver la expresión de terror en mi cara, mi marcador, Miki, me dijo: “No pongas esa cara, que tampoco es para tanto, cuenta 1 de salida, cuenta 2 por el golpe fuera de límites, cuenta 3 con la penalización y vas a dar el cuarto”. ¡El cuarto! Aquí la comisión no te la quitan ni aun siendo abonado.
¡Ah, sí ehhh!, que ¿me vais a cobrar comisión? Pues entonces voy a amortizar el campo. Y lo hice. Más de 100 golpes, alguna chuleta y también dejé un par de bunkers sin rastrillar… Con dos coj… Eso a cuenta de mi hipoteca.
Y no fui el único embargado en este campo. Mi compañero de juego Alfonso se dejó el Euribor + 19 y Jacobo la prima de riesgo. Miki se llevó el botín con 22 puntos scratch. Mario Vázquez ganó en La liga Santander de primera con 33 puntos y Antonio Bocigas en la Liga 1,2,3 de segunda con 38.
Y los pares tres para Tomás Muñoz y un servidor.
Moraleja:El golf es como la cuenta 1,2,3 del Santander, te tiene jodido todo el rato y al final te bonifica para que sigas jugando.
Abrazos
