Contacto

Crónicas

    • 21
    • 04
    • 2017
  • Crónicas

    Soy malo, incluso en los torneos

por: Laureano Suárez

Nos puso a todos firmes. El capitán Requena mandó luego descanso y se puso a contar: 39,40, 41 ¡¡42 puntos!! Ahí es ná. Así que con las mismas, primer tiempo de saludo, estrechar de manos, abrazos, parabienes y todos al Pelón. Bueno todos, o casi, porque Borja y Javier, acuciados por las prisas de su juventud, estaban ya en el salmorejo cuando los últimos partidos aún estaban en el hoyo postrero.
Pero, amigos míos, no solo la fortuna sonrió al mandamás de las tarjetas, lo cierto es que a todos los demás nos sonrió la madre naturaleza. Lo primero fue guardar con cuidado el chubasquero. Lo segundo admirarnos del azul del cielo segoviano y lo tercero disfrutar de un día, que se pronosticaba “fresquito” y que terminó con los pájaros con boina y las ranas con sombrilla.
Y como en todos los campeonatos de golf del mundo, incluidos los nuestros, hubo un poco de todo: gentes alegres con su juego, jugadores felices con sus puts, pegadores contentos de sus drivers y participantes felices… con participar. El que esto escribe, uno de ellos. Es fácil de entender: salida en el cinco, driver y… bola fuera del campo. Lo que se dice un comienzo esperanzador. Pero, como ya dijera Boskov: chicos bien, moral alta. 
El que sí estuvo bien, pero no tiene vergüenza fue un tal Valentín. Este buen hombre que, como todo el mundo sabe, “está para comérselo”, tuvo la desvergüenza de sacarle cinco puntos a su presidente. ¿Habrase visto osadía tal? No se da cuenta que por muy capitán que seas, el comandante es el comandante. Pues nada, él dale que te pego: par, par, par y no parar hasta el 42. En el pecado lleva la penitencia, el hachazo en el hándicap va a ser de órdago a la grande.
Bien estuvo, hay que decirlo, nuestro amigo Serrano, quien entre viaje y viaje, nos acompaña en este penar golfístico para acabar siempre en el “top ten” que dicen aquellos que hablan el idioma de don Guillermo. Tocado con su sombrero y, por supuesto, sin despeinarse, se hace sus 36 puntitos sin meterse con nadie. Le anduvo a la zaga, otro que tal baila, el señor Olmos que se marcó 35. Eso se llama regularidad. 
Y que decir de nuestras chicas: Nicole, Marisa y Matilde encabezaron la lista de las féminas seguidas por María Jesús y Beatriz. Todas ellas dando ejemplo de espíritu competitivo y, por fortuna, aportando un poco de alegría al paisanaje que navega más en el mar de los gañanes que en el de los dandys. No estuvo entre ellas Elena, seguramente el horario y los kilómetros no le permitieron acudir. Ya se sabe, el pecado de la juventud es que tiene que trabajar. 
Otras ausencias notorias fueron las de Paco Domenech, víctima seguro del virus del reloj y dos de nuestros líderes, el gran Carlos Manuel, Teniente General con mando en plaza de la clasificación general y Crescencio Argüeso, uno de sus lugartenientes. Pero si estuvieron amigos como Werner quién, en un acto de sinceridad digno de su porte y de su sempiterno buen humor me dijo muy serio (risas): “yo soy muy bueno, excepto en los torneos”. Que suerte, pensé, yo ni siquiera.