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Crónicas

    • 27
    • 09
    • 2016
  • Crónicas

    Los voy a poner finos a todos.

por: Guillermo Artola

Como sabe todo aquel que haya visitado la página web de nuestra Asociación, este lunes se ha celebrado el torneo que, en su día, hubo de suspenderse porque en el cielo se dejaron los grifos abiertos. Acudimos a Layos llenos de ilusión, con esa íntima convicción de que esta vez sí, esta vez los voy a poner finos a todos, y disfrutamos de un día y un campo perfectos. Sol sin calor excesivo, calles en magnífico estado, greenes ni muy rápidos ni muy lentos, y sólo criticables los bunkers, que habían dejado de ser trampas de arena para covertirse en trampas de barro. En fin, muchas gracias a los reponsables de Layos porque nos ofrecieron un campo de un nivel muchos escalones superior al nivel de nuestro juego.

Llegados al momento de los resultados hay que decir que los viejos del club afirman sin temor a equivocarse que hace años hubo veces en que no ganó Crescencio Argüeso, y no podemos asegurar, aunque lo sospechamos, que hablen por boca de su amigo alemán, ese cuyo nombre empieza por Altz y acaba por heimer. Un saludo a Crescencio, que convierte en una delicia este maldito juego y al que hay que ver jugar para entender que las personas normales también pueden hacerlo bien...

Por último, hay que dar gracias al cielo porque Juan Mora ha salido del campo sólo con un poco más de handicap, creo que cinco puntos más, que son los que se llevó por parar con la cabeza una bola que llevaba volando unos ciento treinta metros. Es ésta, sin duda, una maniobra que no conviene imitar, y hay que decir que no es culpa suya, pobrecito mio, porque esta es la impresión que me ha dado al releer este párrafo. Del mismo modo he de negar que al llegar a la casa club me haya encontrado a Pepe Sanjurjo sentado en un despacho en penumbra, vestido con esmoquin, acariciando un gato, y preguntando con voz aguardentosa: Pero, ¿parecía un accidente...? Repito, lo niego rotundamente y no porque me haya dicho que la familia confía en mi...

En fin, ya sólo nos queda el torneo de fin de temporada al que acudiremos con ilusión, sabiendo que esa vez sí, que esa vez les pondremos finos a todos, y al que otros irán con un casco de minero en lugar de gorra beisbolera.