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Crónicas

    • 13
    • 05
    • 2016
  • Crónicas

    ROSA DEL RÍO, EN EL HOYO 19

por: Pedro González

Nuestro Club ha perdido a una de sus integrantes más entusiastas. Rosa del Río era la imagen misma del pundonor, del esfuerzo, de las ganas por mejorar, y de difundir los valores del golf sin ocultar sus miserias. Yo pierdo, además, una amiga y compañera de más de cuarenta años.

Directora de El Nuevo Lunes y de numerosos cursos y masters de Periodismo, Rosa se enamoró del golf igual que casi todos nosotros, encontrando en este deporte el complemento ideal a una intensa vida de trabajo, en la que los horarios fijos no existen. 
Excesiva para todo, tanto en la intensidad en la organización y dirección de su medio como en sus afectos y aficiones, Rosa llegaba siempre justa al tee de salida, con la lengua fuera, después de haberse perdido en el trayecto y haber efectuado por lo tanto una larga excursión por los alrededores de El Encín, Valdeluz, Mojácar o Retamares.

Jugué con ella de pareja la Copa Comunicación hace ya cuatro años, cuando los síntomas de su cruel enfermedad ya eran muy evidentes. Logramos pasar el corte de la primera jornada por los pelos, y recuerdo que aquella “hazaña” le produjo una alegría infinita. Había encargado un juego de dos polos, segura de que jugaríamos una segunda jornada. Se propuso mejorar el swing costase lo que costase, y doy fé de sus progresos en las ya escasas ocasiones en que sobreponiéndose a la enfermedad no dudó en acompañarnos en algunos torneos.

Disfrutaba con el hoyo 19, y como buena riojana paladeaba la amistad aún más si estaba regada con un buen vino. Estoy seguro de que ya habrá encontrado definitivamente el swing y de que estará deseando demostrarnos que ha alcanzado el cénit de su hándicap. Deja muchos amigos y muchas partidas pendientes, pero nos ha entregado a todos su entereza a prueba de bombas y su sobrehumana capacidad de resistencia. Descansa en paz, querida amiga.