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Crónicas

    • 30
    • 03
    • 2020
  • Crónicas

    No estoy bien

por: Laureano Suárez

Pues no Julio, la vida no sigue igual. O igual es que yo no me entero pero no, no sigue igual. A los más jóvenes les costará entender esta primera tontería pero por algún lado me tiene que salir la ya casi cuarta edad compañeros. Lo cierto es que, puestos a elegir encierros casi prefiero los de San Fermín. Ahí, al menos, el toro te da una oportunidad. En este encierro, más que carreras lo que hay es lanzamiento de peso. ¡Uy perdón!, alzamiento, quiero decir: dos kilos en quince días. He echado la cuenta y me salen 133, 3 (periódica pura) gramos al día, o sea, cuarto kilo de lorza cada dos días.

Aunque, tal vez eso no sea lo peor porque, al fin y al cabo, la lorza es hija del placer. Lo peor es, ya no el tedio, que mala puñalá le den, sino el no tener ni pajolera idea de cuando y cómo vamos a acabar esto. Cada vez que entro en el tendedero, los palos me preguntan ¡Qué!, ¿p’a cuando lo nuestro? Ya les digo que no sé, que la cosa no es culpa mía pero se mosquean igual y me vuelven la cara. Míralos, pienso, igual que en el raf (rough dicen los ingleses pero, que les den).

¿Hay cosas buenas? Pues si, como las meigas, yo no creo en ellas pero habelas, hailas. ¿Y luego? Diría el gallego. Luego no sé pero, ahora te lo cuento: hablo más con los amigos y la parentela. Son conversaciones profundas: ¿cómo estás? Bien ¿y tu? Bien… ¿Hay alguna otra? Dejame pensar ¿…? Hombre… no sé si se puede considerar bueno que no te de el día para contestar el tráfico de guasap (los ingleses dicen what’s up, pero que les den. Ya sé, listo, la aplicación se escribe WhatsApp, pero déjame con mi rollo angloparlante, ¿vale?).

¿Cosas malas? Ni te las imaginas. No puedo jugar al golf, no puedo jugar al pádel, no puedo jugar al tenis, no puedo jugar al Teto. ¡Otro listo!, Pues no, no puedo jugar. En esta casa hay una persona coronada y no soy yo. Tampoco es la reina chato, no te emociones. Total, que el sexo se reduce a todo lo que me jode: limpiar, cocinar, planchar, bajar la basura, fregar los platos. Por ese lado: bien jodido.

¡Ah! Y otra cosa. Los mensajes políticos. Con la que está cayendo todavía hay graciosos que hacen sus gracias a costa de los políticos. ¿Qué son gilipollas? ¿Alguien lo duda? Pero, queridos, en estas circunstancias hasta el más gilipollas merece que lo dejen tranquilo mientras hace lo que puede, que no es mucho, pero es… lo que puede. Yo soy de los que creen que ninguno de ellos lo haría mejor. ¿O es que habéis oído alguna idea para mejorar la situación? Si las hubiera o hubiese ya están tardando.

Total, que sin jamarlo ni chumarlo, aquí estamos… metidos en este marasmo moral y físico por culpa de un virus chino. Que digo yo que los chinos ya no se conforman con vendernos gatos de escayola con vaivén, sino que ahora también nos quieren vender mascarillas, jeringas, respiradores, batas, gorros, viseras, gafas, zapatillas y, si no espabilamos, ataúdes y coronas. Que mal rollo, tíos. Fijaos si estoy mal que ya tiendo la ropa en las sillas del comedor por no entrar al tendedero y verle la cara a los palos.