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Crónicas

    • 04
    • 06
    • 2019
  • DOS CRÓNICAS EN UNA

    MOSQUITOS Y GOLF (J.M. IZQUIERDO) & MOSQUITOS Y GOLF… VIEJOS Y JÓVENES (PACO MORA)

por: Jose Maria Izquierdo y Paco Mora


VERSIÓN JOSE MARÍA IZQUIERDO

No sé qué mosquito le picó hoy a nuestro querido compañero Paco Mora en Aranjuez, que decidió que fuera yo quien escribiese esta crónica del Torneo. Pero como soy muy bien mandao, le sigo el juego.
Ninguna mañana, que yo recuerde, comenzó tan mal como este Torneo. Millones de
mosquitos cayeron en plaga sobre nosotros, colándose hasta en las partes más íntimas, de quién como yo, vistió pantalones cortos. Todavía sentado en el ordenador me faltan manos para rascarme.
Como digo, la salida desde todos los hoyos estuvo marcada por la protesta de la invasión de estos dípteros cabreados que la tomaron con nosotros. Hubo quien estuvo a punto de abandonar el torneo a pesar del repelente con el que algunos nos rociamos por todo el cuerpo visible. No ahondo más.
En cuanto al juego, según mi descerebrado entender, y del que entiendo poco, no es un campo como para bajar hándicap, sino todo lo contrario. Pero seguro que habrá algún jugón, que este día no hable pestes de su resultado ni de nuestros acompañantes los mosquitos. Qué cabrones, los dípteros, claro. Yo por lo menos, nunca he tenido mejor pretexto para justificar mi mal juego, que la existencia de estos bichitos.
Lo siento compañeros, pero hoy no se me ocurre decir nada buen del campo, excepto, como siempre, la compañía. Que, por cierto, creo que fue Beatriz, la mujer de Francisco Mora, que hoy me acompañó en el juego, la que apuntó la idea, que la culpa de la proliferación de estos bichitos picajosos, la tienen los naturalistas, que en algún caso y por ideas benéficas, ha surgido un político iluminado queriendo prohibir el uso de insecticidas para protegerlos.
Será cabrón.

VERSIÓN PACO MORA

José María, ¡que la crónica me toca escribirla a mí! Como eres tan cumplidor te sentaste ante el ordenador en cuento llegaste a tu casa, y me has ganado la mano. Bueno, un torneo con dos crónicas. No pasa nada.
Todo auguraba felicidad. José María, y el que suscribe, empezamos el día pegando la hebra con dos socios-vendedores del Club de Golf Aranjuez que nos contaban que estábamos en el campo ideal para mayores y niños. Tal cual. Que si el hoyo más largo era de cuatrocientos metros, que si todo era llano, que si el césped estaba bien cuidado donde antes hubo un maizal. Nos mirábamos … y felices. Hasta vaticiné a mis compañeros: si hoy no bajo mi hándicap, no lo bajo en toda mi vida. Para augur, no tengo precio. Empieza el torneo, atacan los mosquitos y resulta que el campo ideal para mayores y niños (siempre que estén bien embadurnados de repelente antimosquitos y crema antisolar), iba a tener más trampas que una película de FuManchú. Llano y corto, pero cabrito, muy cabrito. Mérito tuvo Alberto Ortega, el doble campeón (hándicap y sccratch), y los que le siguieron.
Para mí, como si fuera martes trece. Llego al hoyo cuatro y en el tercer golpe estoy en el centro del green, después de colarme entre una masa forestal en la que una de cada diez veces te llevas un disgusto. No me lo creía ¡un par en un hoyo cuatro!, puede que el único de la temporada. Pero ni par, ni leches, y encima va mi santa y se hace un birdie. Increíble. A estas horas ya lo sabrá toda mi familia (maldito WhastApp), y se preguntarán qué diablos pinta el abuelo Paco en un campo de golf. 
Y sigue la racha. Recuerdo cuando le dije a Laura: “la ventaja que tenemos tu y yo es que nunca nos tocará escribir la crónica”. Pues llega la lista de resultados, y entre los que ya la han escrito y los que no cuentan, me adjudican la crónica. ¡Laura, que van a por ti! Vamos, que los únicos que están a salvo son los que encabezan la lista. Es justo, se lo merecen. 
Y ahora llega la partida de mus. Y Pepe Sanjurjo, y otra vez mi santa, nos dan una paliza doble a Javier Hernández y al que suscribe. De las que marcan época y hacen pupa. Paliza, paliza. ¡Apagar los gin tonics y el décimo de lotería! 
Llega el momento de ponerse positivo. Como siempre, magnífica la compañía y la camaradería entre los que vamos a los torneos. El día, también magnífico, pese al calor y los mosquitos. Y el precio, de lo que ya no hay. Nunca ha sido tan barato el green fee, con buggie y comida. Para ponerle la guinda, resulta que en el torneo por parejas golf-mus, que vamos a jugar en El Encín contra otra asociación de golfistas, me ponen de pareja de Alberto Ortega, la revelación de año, el del doblete en Aranjuez … y de los que están por caer. ¡Qué gozada!, voy a tener salidas de doscientos metros, o más. Lo tengo claro, ese emparejamiento seguro que no es por el golf, sino por mi buen hándicap con el mus. Bueno … lo tenía claro. Después de la paliza que nos dieron Bea y Pepe, ya no sé qué pensar.