DEL ARCO Y LAS FLECHAS A LA TECNIFICACIÓN DEL GOLF
por: Pedro Gonzalez
DEL ARCO Y LAS FLECHAS A LA TECNIFICACION DEL GOLF
Pedro GONZÁLEZ
Incluir torneos de pares tres es un acierto, por lo que supone de igualar las fuerzas entre los grandes pegadores, cada vez más numerosos, y los que por razones de falta de habilidad o simplemente del discurrir de la edad han de conformarse si acaso con progresar en destreza, que no en la fortaleza de su pegada. Alguno de los asistentes a la convocatoria en el Centro de Tecnificación comparó este tipo de torneos con una práctica sexual a medio gas. Es evidente que estamos en el eterno dilema: cantidad y fuerza o calidad y buen manejo. Bueno, a lo que vamos, un sábado soleado y con temperatura agradable en el territorio que los más viejos del lugar aún recordamos como el Parque Sindical y la Playa de Madrid (hay que tener ínfulas para semejante título). Fui de los más madrugadores, entre otras cosas porque cada vez duermo menos muy a mi pesar. Ello me permitió no obstante contemplar la llegada de decenas de jóvenes que arrastraban pesados maletones. Estos –me decía a mí mismo- no pueden ser de nuestra partida. Para un recorrido de pares tres no se precisa tanto equipaje. Eran tiradores con arco, que acudían a un campeonato que debía ser de mucha enjundia, a la vista del despliegue de carpas, dianas, controladores y árbitros en la cancha destinada en principio al rugby. Ya me hubiera gustado atinar en las dos vueltas del recorrido como vi dar en la diana a algunos de los concursantes del tiro con arco. Por cierto, enfrente justo de la oficina del caddie master han levantado un gran edificio en el que reza la inscripción Centro de Tecnificación de Tiro con Arco, emulando al Centro de Tecnificación del Golf en el que se incluyen los nueve hoyos pares tres, con distintas salidas en una u otra vuelta. Tuve el placer de compartir partido por primera vez con Alberto Ortega, que va bajando hándicap como un relámpago, y con nuestro veteranísimo José María Izquierdo. Alberto está llamado sin duda a ser uno de nuestros mejores jugadores y José María es el mejor ejemplo de a donde se puede llegar con su constancia y perseverancia transcurran los años que pasen. Jugamos a buen ritmo, tanto que les sacamos cuatro hoyos a los del partido siguiente, y Alberto, con una regularidad apabullante se impuso
pese a desperdiciar hasta cuatro ocasiones cantadas de birdie, seguramente para dejarse algo para el torneo siguiente. Maty le acompañó en el triunfo con el empeño de siempre. Ah, por mi parte gané uno de los dos premios a la bola más cercana. En el otro, Paco Domenech me impidió el doblete. Concluidos los partidos, era una auténtica delicia contemplar los cientos de críos dando clase en los diferentes campos de prácticas. La tecnificación de los jóvenes valores está en marcha. El golf tendrá cada vez más futuro. Al fondo, el aprendiz de río que es el Manzanares discurría su pequeño caudal en silencio.